El reflejo del mundo.
Las luces se apagan tras mis párpados… Ya sólo encuentro reflejos
que, camuflados entre sombras, se
alternan conmigo mismo. He perdido la noción del mundo a cambio de un secreto
que sé que acabará ahogándome si no consigo comprenderlo. ¿Qué será lo que
esconde en su interior? Aún no lo concibo.
Somos componentes intrínsecas del pensamiento; imágenes
erguidas de un espectro que no advertimos pero habita en nosotros, aunque sólo
parcialmente. Una complejidad única e imperceptible que se manifiesta más allá
de nuestros sentidos y nos define, aunque ignoremos su significado. Eterna como
la nada e inalcanzable como el silencio. Libre como el aire en una atmósfera
inestable y alterna como el universo. Recitando su mensaje en aquel lugar tan lejano
donde nuestros pies no tienen acceso. Otra dimensión donde paradójicamente la
totalidad de nuestro ser se vuelve tangible e inmutable. Donde todo lo que
sabemos se contradice y la dualidad que nos compone se asocia con la esencia,
dando lugar a una trinidad oculta e inmortal para nosotros pero trivial y
longeva en su mundo.
Nos cuesta imaginarlo porque la razón nunca tiende a ponerse
en su propia contra pero, ¿pero qué es el pensamiento más que una parte de sí
mismo encerrado en su prisión tridimensional? Yo ya sé cuál es mi respuesta, dejo que vosotros penséis si también es la vuestra.
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