Noche sin luna.

Incluso la luna sabe que ni ella debe acompañarme esta noche. Tiene miedo de romperse también, ¿y quién brillará por los dos si esto ocurre?  Parece que estoy perdiendo la costumbre de escribirme – o de describirte, que lo mismo viene a ser – pero las ojeras del árbol seguirán pernoctando hasta que cese de nuevo este invierno.. Aunque cuando me despierte seguirá hibernando en mí este frío como resguardándose de si mismo para recordarme lo mucho que nos parecemos.

Nosotros que pudimos fundirnos a temperatura ambiente ahora nos congelamos.

Será que aún me quedan muchos silencios por contarte.
Será que ya he perdido el sueño, aunque perduren mis ganas de soñarte..

O realmente ni siquiera sé qué será y me quedé en el “qué pudo ser” que (como yo) llegó demasiado tarde. Pero, por favor, no dejes que esos ojos brillen en esta noche sin luna por la ausencia de nadie.

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